El litoral de Granada y antecedentes históricos marinos
Descubre la costa única de Granada: playas, acantilados y naturaleza protegida. Sumérgete en su belleza costera.
El litoral de Granada, integrado en la comarca de la Costa Tropical, se extiende a lo largo de 75,83 kilómetros. De esta longitud, aproximadamente el 55,8% corresponde a playas, seguido por acantilados que representan el 35%. La forma predominante del litoral es rectilínea en más del 61% de su extensión, y su dinámica es mayormente estable, con más del 55% de la misma. Entre Calahonda y La Caleta, hay 21,5 kilómetros de playas de gravas y cantos rodados, excepto en la zona de Cabo de Sacratif. Entre La Caleta y el Barranco de Cantarriján, límite entre Granada y Málaga, se extienden 23 kilómetros de costa accidentada, donde se encuentran los únicos espacios naturales protegidos del litoral granadino: los Acantilados de Cerro Gordo-Maro y los Peñones de San Cristóbal. Estos espacios destacan por su gran valor ecológico y forman parte del Parque Natural de Sierra de Alhama, Tejeda y Almijara.
A lo largo de la historia, la costa de Granada ha sido un área de asentamiento humano y actividad económica. Desde los primeros indicios en el Neolítico, se ha evidenciado el aprovechamiento de los recursos marinos, indicando una temprana relevancia de la zona costera en la subsistencia y comercio de las comunidades locales. Durante las épocas fenicia y romana, los puertos de la costa granadina adquirieron una importancia crucial como centros comerciales, especialmente reconocidos por su producción de salazones, como el codiciado garum, destinado principalmente a la cocina imperial romana. Este período marcó un extraordinario desarrollo de la industria pesquera y salinera, como lo atestiguan los restos arqueológicos de factorías como "El Majuelo" en Almuñécar. La Edad Media vio una estrecha relación comercial entre los puertos de Granada y los del norte de África, subrayando la importancia estratégica de lugares como Almuñécar, no solo como centros comerciales, sino también como puntos de defensa militar. La explotación de la sal marina, esencial para la conservación y comercio del pescado, así como para otros usos como el ganado y la alimentación, desempeñó un papel vital en la economía costera durante siglos. A través de los años, los puertos y enclaves costeros de Granada han mantenido su relevancia en el comercio marítimo, continuando su legado como puntos neurálgicos de actividad económica y comercial en la región.