La observación de cetáceos, conocida como "whale-watching", se refiere a la comercialización de la observación de estos mamíferos marinos en su hábitat natural, ya sea desde tierra, mar o aire. Esta industria turística ha experimentado un notable crecimiento en diversas regiones costeras en las últimas décadas, convirtiéndose en un próspero negocio.

 

Aunque inició en la década de 1950 en lugares como San Diego y las excursiones a la Antártida, fue en los años sesenta cuando experimentó un auge en Estados Unidos y Canadá, extendiéndose luego a otras regiones como Australia, Nueva Zelanda, Islas Canarias, Japón y Noruega en las décadas siguientes.Los cetáceos se han vuelto especies carismáticas, generando un interés global y alimentando la creciente demanda de ecoturismo.

 

Actualmente, alrededor de 104 países participan en esta actividad, convirtiéndola en un componente esencial desde el punto de vista económico y social para las comunidades locales, así como para la conservación y la educación ambiental.A pesar de su éxito económico, la investigación sobre los aspectos socioeconómicos de la observación de cetáceos sigue siendo limitada. Se desconoce cómo se distribuyen los beneficios económicos en las comunidades, quiénes se benefician directamente y cuál es su verdadero valor, considerando los costos ambientales y los posibles usos alternativos.

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Esta industria, al ser una actividad comercial, tiene impactos ambientales, económicos y sociales que requieren mayor atención e investigación.